Las restricciones de velocidad son una medida establecida con el objetivo de garantizar la seguridad vial y la fluidez del tráfico. Pero no todos están de acuerdo con los límites establecidos, pues considera que es factible aumentarlos sin comprometer la seguridad en las carreteras. Es un debate que cada vez cobra más fuerza, con opiniones en ambos sentidos.
Hace unos días se hizo viral un vídeo en el que José Ángel Murcia, profesor de Matemáticas, exponía que conducir a 140 kilómetros por hora no era una opción ventajosa respecto a hacerlo a 120 km/h más allá de las cuestiones legales y de seguridad. Murcia realizó una explicación matemática para demostrar que el aumento de la velocidad no resulta un ahorro destacable de tiempo.
Murcia comentó lo siguiente: “Cuando voy a 60 kilómetros por hora recorro 60 kilómetros en una hora y un kilómetro en un minuto. Es decir, el tiempo que tardo en recorrer un kilómetro son 60 segundos. Si fuera a 120, tardaría justamente la mitad, por la velocidad es el doble”.
De 120 a 140
El profesor señala que hay una diferencia importante respecto a este ejemplo cuando se pasa de 120 kilómetros por hora a 140: “Entre ambas, sólo gano unos segundos en recorrer cada kilómetro”. Esto, según Murcia, se debe a la relación inversa entre velocidad y tiempo. Cuánto más rápido se conduce, menor es la reducción de tiempo por el incremento de la velocidad.
Con este principio matemático Murcia demuestra que, aunque se duplique la velocidad, el ahorro de tiempo disminuye a media que se aumente la velocidad. Además, destaca que el incremento de 120 a 140 kilómetros por hora sólo permite ahorrar unos pocos segundos por kilómetro: “Apenas cuatro segundos cada uno”. Esta mínima ganancia no es un beneficio considerable teniendo en cuenta los riesgos y sanciones legales asociados a exceder los límites de velocidad.
Otros puntos clave
Además, hay otras consideraciones por las que no resulta beneficioso pasar de 120 a 140 kilómetros por hora:
- A mayor velocidad, el consumo de combustible aumenta exponencialmente. Conducir a 140 km/h puede conllevar un gasto significativamente mayor en comparación con mantener una velocidad de 120 km/h o menos. Esto, además de perjudicar al bolsillo del conductor, incrementa la huella de carbono, contribuyendo al cambio climático.
- Pérdida de velocidad. A mayor velocidad, los tiempos de reacción disminuyen y las distancias de frenado se alargan, lo que aumenta de forma considerable el riesgo de tener un accidente. Las estadísticas demuestran que las colisiones a velocidades más altas tiende a ser más severas y tiene mayores probabilidades de acabar en lesiones graves o fatales.
- Desgaste del vehículo. Conducir a altas velocidades incrementa el desgaste del vehículo en componentes como neumáticos, frenos y motor. Esto conlleva un aumento en los gasto de mantenimiento y reparación.
- Fatiga del conductor. Conducir a altas velocidades puede aumentar la fatiga del conductor debido al mayor nivel de concentración para mantener el control del vehículo. La fatiga es un factor de riesgo significativo en la conducción y puede repercutir en una disminución de la atención y aumento del riesgo de accidente.
El cumplimiento de los límites de velocidad
Respetar los límites de velocidad no sólo es una cuestión de evitar sanciones, también de seguridad vial. Conducir por encima de la velocidad permitida aumenta de manera exponencial el riesgo de sufrir o causar un accidente. Así, las estadísticas demuestran que uno de los factores principales de los accidentes de tráfico en nuestro país es el exceso de velocidad.
Las sanciones por sobrepasar los límites de velocidad pueden ser muy altas:
- Multas desde 100 euros hasta 600 euros, dependiendo del exceso de velocidad
- Pérdida de puntos del carnet de conducir, que puede variar entre 2 y 6 puntos según la gravedad de la infracción.
- En casos extremos, podrías enfrentar la retirada del carnet o incluso penas de prisión si el exceso es muy elevado (más de 60 km/h por encima del límite en vías urbanas u 80 km/h en vías interurbanas).