Uno de los momentos más esperados es el periodo de vacaciones. Todo el año deseando que llegue ese momento, ahorrando para ello, para poder ir a un destino en el que desconectar del día a día. Pero eso tiene un coste económico y muchas veces es complicado cumplirlo, por lo que se opta por otro destino o se acepta acabar con menos dinero del esperado e intentar recuperarlo a la vuelta. Pero hay métodos para evitar lo anterior y uno de ellos lo da José Luis Díaz, inversor profesional: incluirlas en el presupuesto anual y destinar, dependiendo de diversos factores, “entre un 5-10% de los ingresos anuales a las vacaciones”.
Un presupuesto específico
El experto asegura que “planificar un presupuesto específico para vacaciones es fundamental en una buen gestión personal” y la razón no es otra que “las vacaciones son un gasto opcional, no son una necesidad para nuestro bienestar mental y físico”. Por tanto, “si no las planificamos, corremos el riesgo de que se conviertan en un ‘agujero negro’, que aumente el gasto y desestabilice el presupuesto anual”.
Para Díaz, este periodo no debe considerarse como “un lujo o un extra” y por tanto se tiene que “empezar a integrarse en el presupuesto anual al igual que se hace con la hipoteca, el alquiler o el seguro del coche”. Para él, la clave está en “tratarlas como un gasto más fijo” y esto supone incluirlas “en tu planificación financiera anual”. De esta forma “puedes distribuir el coste a lo largo de 12 meses, evitar el endeudamiento y disfrutar sin culpa porque ya tienes el dinero apartado y destinado a ese fin”.
Su recomendación es la de dedicar “entre un 5-10% de los ingresos anuales a las vacaciones, dependiendo de las prioridades y situación financiera”. De esta forma, si se ganan al año 30.000 euros, “destinar 1.500-3.000 euros anuales a vacaciones es razonable”.
Un precio demasiado alto
El gasto en vacaciones es un dato preocupante en España. Según Díaz, 3 de cada 10 personas piden un préstamo para este periodo con una media de 6.000 euros y luego tardan entre 12 y 18 meses en devolverlo. Un coste muy alto por unas semanas de descanso. Existen otras opciones más inofensivas como la de prestarse dinero a uno mismo con la promesa de devolverlo más adelante, pero tampoco funciona.
Es más, Díaz no la recomienda “en absoluto ya que es una trampa mental que puede crear hábitos financieros muy peligrosos”. Entre otros motivos, porque “creas una deuda contigo mismo que es la más fácil de perdonar y estableces unos precedentes muy peligrosos. Si lo haces porque son vacaciones, ¿qué te impide hacerlo para una cena, un capricho o cualquier otra cosa?”.
El ahorro automático
La alternativa que plantea este inversor profesional es un sistema que elimina la fuerza de voluntad de la ecuación y convierte al ahorro en algo automático. Su herramienta favorita es el principio de “págate a ti mismo” que consiste en lo siguiente: cuando una persona cobre, que se transfiera “automáticamente un 10-15% a una cuenta separada de difícil acceso” y el truco está “en usar porcentajes, no cantidades fijas, así siempre se ahorra de forma proporcional a lo que se ingresa”.
Este sistema no sólo ayuda a ahorrar sin esfuerzo, también reduce el estrés financiero. La diferencia entre quienes ahorra y los que no lo hacen está en los sistemas de ahorro, no en la fuerza de voluntad: “Los que dependen de recordar ahorrar cada mes siempre fallan. Sin embargo, los que lo automatiza lo acaban consiguiendo”.
Por último, para Díaz no se trata de una cuestión de ingresos altos y sí de hábitos: “He visto personas con sueldos altos vivir estresadas porque gastan todo lo que entra, y otras con ingresos modestos pero que ahorran sistemáticamente vivir con una paz mental envidiable”.
