Son muchas las personas que aprovechan el ir a dormir para dejar el teléfono móvil cargando durante toda la noche, para al día siguiente no tener problemas de batería y que le aguante todo lo posible, algo necesario sobre todo si se va a estar fuera de casa. Pero no todos tienen claro si esto merece la pena, sobre todo por el coste económico que puede tener en la factura de la luz. Y es que, aunque muchos no lo crean, lo tiene. Según Endesa, los electrodomésticos y aparatos que se encuentran en reposo podrían encarecer la factura en unos 60 euros al año. En referencia concreta a los cargadores de teléfono, su gasto dependerá de si se original o no, si está homologado o no.
Lo primero que hay que hacer es ponerse en contexto, ya que la realidad de hoy día no tiene nada que ver con años atrás respecto a los cargadores móviles. En la actualidad, las certificaciones de calidad y tecnologías están mucho más avanzadas. Además, los cargadores se están diseñando para que estando enchufados y sin un dispositivo conectado, no acumule nada o casi nada de energía. Además, cuentan con tecnologías de seguridad para que no se recaliente el transformador. En estos nuevos dispositivos, certificados, cuentan con un accionador que, en el caso de no detectar ningún dispositivo conectado, cambian de modo para no absorber energía.
Atención a los tipos de cargador de móvil
Hay que tener mucho cuidado con el tipo de cargadores de teléfono móvil que se utilizan. Los modelos que no están homologados por las diferentes marcas hacen que estas no se hagan responsables de los diferentes daños que pueda tener el móvil. Esto ocurre porque no los han testeado bien o porque no tienen el nivel de homologación adecuado y no guarda unos minutos de calidad. Además, una de las posibles consecuencias es el riesgo de incendio que puede darse debido a la mala calidad del cable y se podría producir durante la carga del teléfono.
También hay que saber sobre el consumo fantasma, que es el que se produce cuando los aparatos eléctricos y electrónicos continúan utilizando la energía aunque no estén en funcionamiento. Esto sucede porque cuando el móvil queda conectado a la corriente en modo de espera (con la luz de stand by encendida o manteniendo las funciones básicas listas para activarse rápidamente) siguen recibiendo electricidad.
Así, de acuerdo con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDEA), la media anual de consumo energético de los hogares españoles ronda los 3.487 kWh, de los que cerca de 300 kWh corresponde a este consumo no detectado a simple vista. La razón de este consumo suele estar en el diseño de los propios equipos, sobre todo de los más modernos, ya que incluyen transformadores internos que adaptan el voltaje y mantienen parte de sus circuitos en funcionamiento aunque se utilice el aparato.
Un 6’6% del total de la electricidad gastada
En este contexto, el consumo energético de estos aparatos en reposo en los hogares se llevan 6,6% de la electricidad total gastada, según la Red Eléctrica Española. El consumo fantasma es una realidad en millones de hogares.
Tanto es así que los electrodomésticos y aparatos que se encuentran en reposo cuestan de media unos cinco euros mensuales, unos 60 euros al año en la factura de la luz, según Endesa. En lo que respecta a los cargadores móviles, su gasto dependerá del tipo de aparato con el que se cuente, como si es original o no o si está homologado o no, entre otros factores. Además, del consumo energético, dejar todo el día enchufados los cargadores puede deteriorar los dispositivos e incluso generar un incendio en el caso de que sobrecalienten demasiado.
