El consumo de los alimentos enlatados o conservas es común en muchos hogares. La falta de tiempo y la necesidad de economizar los esfuerzos hacen que en más ocasiones de las deseadas apostemos por cocinar menos y se recurra a alimentos precocinado o, en el mejor de los casos, a las famosas latas de conserva.
No se puede generalizar, pero entre estas rápidas soluciones hay muchas que pueden conllevar el desarrollo de determinadas enfermedades porque entre sus ingredientes hay altas cantidades de sodio, azúcares añadidos o aditivos químicos que son utilizados para mejorar el sabor y prolongar la vida útil de estos alimentos. Por ello hay que tener claro cuáles son las que se deben probar y las que no. Uno de los consejos para saberlo es que nos fijemos en las etiquetas y saber qué ingredientes no son para nada beneficiosos.
Latas en conserva que no deberíamos comer
- Chóped. Contiene un alto contenido de grasas saturadas y adictivos. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no aconseja su consumo. Es más, las relaciona con la posibilidad de sufrir cáncer.
- Fabada y otras legumbres. Aunque las legumbres son saludables, en las conservas se combinan con carnes procesadas y esto es lo que puede derivar en enfermedades cardiovasculares y aumento de la obesidad.
- Melocotón u otras frutas en almíbar. Su elevado contenido en azúcares puede ayudar a desarrollar la diabetes o la obesidad.
- Poseen altas cantidades de azúcar, sal y grasa por lo que lo más recomendable es consumir salsas caseras elaboradas a partir de ingredientes frescos.
En resumen, apuesta siempre que puedas por productos y alimentos frescos y de temporada para mejorar tu dieta y evitar enfermedades en un futuro a medio o largo plazo.
Las claves sobre las latas de conserva
Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, nos da las claves para distinguir una lata de conserva sana de una que no lo es.
- Conservas de fruta
Botella deja claro que de que no es lo mismo comer una fruta fresca que una en conserva porque para que un alimento como un fruto se mantenga conservado durante largos periodos de tiempo, ha tenido que pasar por un proceso de cocción porque “si no se pudriría” y añade que “si cueces una fruta, todas las vitaminas, que se destruyen con el calor, se pierde”. Pero comenta que preferible consumir fruta en conserva a no consumirla en general. Si no hay más remedio, hay que tener en cuenta los ingredientes añadidos, sobre todo el azúcar porque “si la fruta es en almíbar o al natural sin azúcar la diferencia es muy grande”.
- Conservas de verdura
En este caso, la clave para saber si son más saludables o menos es la cantidad de sal que contengan: “Todo lo que tenga más de 0,5 gramos por cada 100 gramos de producto, ya es una cantidad que no podemos considerar saludable», avisa el experto.
- Conservas de legumbres
Las opciones en bote pueden ser grandes aliadas de una dieta saludable. Aportan fibra y proteínas y son deliciosas. Si optamos por legumbres en conserva, lo primero que tenemos que hacer es fijarnos en el tipo de conservante que se utilice. «Algunas marcas conservan con cloruro cálcico, que está muy bien. Pero otras utilizan cloruro sódico, que será peor», avisa el endocrinólogo.
- Conservas de pescado
Botella opina que “la conserva óptima de pescado sería en aceite de oliva virgen extra y bajo en sal”. Todo lo que contenga aceites de otro tipo o salsas, como la de tomate o americana, tendrá peores grasas e ingredientes menos saludables. A partir de ahí, lo principal será que el contenido de sal sea lo más bajo posible. Por otra parte, a la hora de comprar debemos tener cuidado con las etiquetas ‘al natural’. «En las conservas al natural la cantidad de sal puede ser igual o mayor», advierte Francisco Botella. En este caso hay que intentar escurrir la mayor cantidad de agua con sal posible.