La sofisticación de las tácticas empleadas por los ciberdelincuentes para perpetrar estafas continúa en aumento, desafiando constantemente las medidas de seguridad establecidas. La Guardia Civil, en su incansable labor de proteger a la ciudadanía, ha venido advirtiendo en los últimos meses sobre una modalidad de fraude que ha ido ganando terreno: la estafa del cajero sin tarjeta de crédito.
Este modus operandi, que ha cobrado fuerza en diferentes regiones, ha sido objeto de especial atención en Cantabria, donde durante el pasado diciembre se documentaron hasta veinte casos, con pérdidas que alcanzaron la preocupante suma de 4.400 euros. En esta práctica fraudulenta, los estafadores logran acceder a fondos en cajeros automáticos sin la necesidad de poseer físicamente la tarjeta bancaria del usuario.
La nueva estafa en los cajeros automáticos
El proceso se inicia con la simulación de la página web de una entidad bancaria. Los delincuentes, hábiles en el arte del engaño digital, envían mensajes de texto a sus potenciales víctimas, alertándolas de supuestas irregularidades en sus cuentas bancarias y solicitando que accedan de inmediato a la banca en línea a través de un enlace proporcionado en el mensaje.
Una vez que el usuario accede a la página falsificada, ingresa sus credenciales de inicio de sesión, sin sospechar que están siendo interceptadas por los estafadores. Con estas credenciales en su poder, los ciberdelincuentes adquieren el control total de la cuenta bancaria de la víctima.
Una característica clave de esta estafa es que los perpetradores no requieren la tarjeta física del usuario para llevar a cabo las operaciones fraudulentas. En lugar de ello, aprovechan una función ofrecida por algunas instituciones financieras que permite generar códigos de un solo uso para realizar transacciones en cajeros automáticos sin la necesidad de la tarjeta física.
Una vez que los delincuentes tienen acceso a la cuenta del usuario, solicitan a la víctima que proporcione un código que recibirán a través de un mensaje de texto, alegando la necesidad de resolver la supuesta incidencia bancaria. Este código, en apariencia inofensivo, es el elemento crucial para llevar a cabo las extracciones fraudulentas en los cajeros automáticos. Es importante destacar que, aunque se permite la realización de transacciones sin tarjeta, existe un límite en la cantidad de dinero que puede ser retirada por operación, generalmente establecido en 200 euros.
Qué hacer para prevenir estas estafas
La Guardia Civil ha emitido una serie de recomendaciones para prevenir caer en este tipo de estafas. En primer lugar, se destaca que las comunicaciones legítimas de las entidades bancarias nunca incluirán enlaces que redirijan a los usuarios a sitios web, por lo que se aconseja no acceder a ningún enlace proporcionado en mensajes de texto. Asimismo, se enfatiza que las instituciones financieras nunca solicitarán contraseñas o códigos a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas o correos electrónicos, y se insta a los usuarios a abstenerse de proporcionar información personal, como nombres de usuario, contraseñas, números de cuenta o tarjetas de crédito, claves PIN u otros datos sensibles que puedan comprometer su seguridad.
En caso de recibir comunicaciones sospechosas en nombre de una entidad bancaria, se recomienda encarecidamente que los usuarios se pongan en contacto directo con su banco a través de los canales oficiales de atención al cliente antes de tomar cualquier medida. La prudencia y la vigilancia son armas poderosas en la lucha contra la ciberdelincuencia, y la colaboración entre las autoridades y los ciudadanos es fundamental para combatir estas amenazas en constante evolución.
Es fundamental que los usuarios estén siempre alerta y actualizados sobre las últimas tendencias en fraudes cibernéticos, así como sobre las medidas de seguridad recomendadas por las autoridades y las instituciones financieras. Además de adoptar prácticas de seguridad digital sólidas, como el uso de contraseñas robustas y la activación de la autenticación de dos factores, la educación y la concienciación son clave para evitar caer en trampas cibernéticas. Alentar la participación activa en programas de sensibilización y capacitación sobre seguridad cibernética puede ayudar a fortalecer la resiliencia de la sociedad ante estas amenazas emergentes.