Cuando te dicen que tienes que preparar la cena de Nochebuena, la ilusión dura hasta que te pones a pensar de verdad en lo que vas a hacer. Empiezas a darle vueltas a la cabeza y lo único que te queda claro es que pasaras un tiempo más que considerable encerrado en la cocina mientras que otros están disfrutando. Pero ojo, está la posibilidad de darle la vuelta a la situación con una propuesta que promete resultados espectaculares con el mínimo esfuerzo posible. La propuesta que te salvará la vida es el lomo de cerdo ibérico a la sal.
En España existe la tendencia de medir el amor que se pone en un plato por la cantidad de tiempo que se pasa en la cocina y por ello son muchas las personas que se han creído que para quedar bien hay que sufrir para que los demás disfruten. Al final esto genera un estrés agotador,
El miedo al fracaso o a la crítica hace elegir, en ocasiones, menús faraónicos con marisco o asados que requieren una vigilancia milimétrica y constante durante horas interminables. Sin embargo, la verdadera elegancia está en la simplicidad de las cosas, esa que permite que los sabores brillen por sí mismos sin necesidad de artificios ni técnicas complejas.
La solución a un problema típico de Nochebuena
El lomo de cerdo ibérico a la sala es una pieza que se cocina en sus propios jugos creando una cámara hermética natura dentro del horno. Con esta técnica se garantiza una carne increíblemente tierna y sabrosa imposible de secar, pues la costra de sal protege la pieza y retiene toda la humedad y los aromas en su interior. Lo mejor es que el tiempo de preparación real está entre los cinco y diez minutos, no más, por lo que no tendrás que pasar el día de Nochebuena entero en la cocina.
Lo único que se necesita es una buena pieza de lomo de unos dos kilos, sal gruesa para hornear y, si se desea un toque gourmet, unas hierbas aromáticas o ralladura de cítricos mezclada con la sal. El proceso resulta tan elemental que parece mentira el resultado final: cubrir la carne, meter al horno y olvidarte por completo hasta que el reloj nos avise de la que la magia ha terminado.
Limpieza antes de finalizar
Una de las cosas que más cuesta es la limpiar la enorme montaña de cacharros que se acumulan en la cocina, pero de esto también te libras con la receta el plato del que estamos hablando que te solucionará la Nochebuena.
La gran ventaja oculta de cocinar a la sal, más allá del sabor espectacular, es que la bandeja del horno apenas sufre, pues la sal absorbe la grasa y los jugos que puedan soltarse. Basta con retirar el bloque de sal endurecida con cuidado para descubrir que, debajo del papel para hornear, la bandeja está casi impoluta y lista para guardarse después de echarle un poco de agua.
Al tratarse de un plato que se sirve loncheado y limpio de costra, no manchas la cocina con salpicaduras de aceite ni necesitas usar múltiples sartenes o cazuelas para guarniciones complejas. Todo el proceso de elaboración está diseñado para mantener el control absoluto, sin ningún tipo de caos. Esa sensación de control y limpieza es una de las mejores cosas que pueden pasar cuando tienes que estar al mando en la cocina.
Opciones para completar este manjar
Para acompañar este plato con una dinámica de trabajo cero se puede hacer con una compota de manzana o una salsa de frutos rojos, acompañamientos que puedes dejar hechos en días previos y solo tener que calentarnos para la cena de Nochebuena. Estos extras aportan un contrapunto dulce y ácido perfecto para la carne.