Hace unos años se vivió el boom de las casas prefabricadas y en la actualidad este tipo de construcciones se han convertido en la residencia principal de muchas personas. Una de ellas es Mark Jones, que construyó un bungalow en su jardín para tener cerca a su padre enfermo. Cuando murió, y tras divorciarse de su pareja, Mark se trasladó allí. Ahora ha recibido otra mala noticia, la notificación de demolición por parte del Ayuntamiento de Birmingham. El motivo, las quejas de sus propios vecinos por los problemas para el aparcamiento, la invasión de privacidad y la excesiva luz que emite el bungalow.
Una inversión importante
Mark, 55 años, construyó un bungalow de 83 metros cuadrados en el año 2019 y lo hizo donde tenía el garaje. Así, contaba con un apartamento con un dormitorio, cocina-comedor, un baño y un trastero, además de agua, electricidad e internet. La obra le costó cerca de 180.000 libras, al cambio 200.000 euros.
El objetivo inicial de esta construcción era que su padre, con problemas de salud, pudiera mudarse a la nueva vivienda. Sin embargo, como falleció meses después, la casa fue utilizada por la hija de Mark y su pareja durante el periodo de pandemia. Finalmente, tras divorciarse, Mark fue el que pasó a ocupar el bungalow y ahora corre el riesgo de quedarse en la calle: “Si lo derribo, no tengo dónde ir, así que probablemente me quede en la calle”.
Las quejas llegan al Ayuntamiento
Los vecinos de Mark fueron los que se quejaron antes las autoridades y por ello el Ayuntamiento de Birmingham ordenó, en 2021, a Mark que derribase la construcción. Entre los motivos esgrimidos por los vecinos estaban los problemas con el aparcamiento, la invasión de la privacidad de los vecinos y la “excesiva” luz emitida por el bungalow. Esto le pilló por sorpresa, pues Mark pensaba que había cumplido con toda la normativa urbanística al haber presentado una solicitud de planificación retroactiva. Su propuesta fue rechazada.
Tras una segunda solicitud, se le informó que la construcción infringía las normas de planificación urbanística y ahora se enfrenta al ultimátum de demoler el bungalow antes de fin de mes o enfrentarse a procedimientos legales. Todo esto por no haber solicitado el permiso de obra a tiempo, al considerar que el tamaño de la estructura y la conexión de los servicios públicos con su vivienda principal lo permitían.
Para Mark, la zona en la que se encuentra la construcción tiene escasez de vivienda y reitera que no se trata de un edificio independiente, sino de un anexo a la casa principal, de la que dependen toda sus conexiones de agua, luz e internet. Además, recuerda que “mucha gente ha hecho esto”.
Acosado por el propio Ayuntamiento
Con estas circunstancias, Mark considera que el consistorio de Birmingham ha cruzado la raya: “Para mí, el ayuntamiento me está acosando. Quieren que derriba una propiedad que es perfectamente razonable. Desde la calle o desde el jardín de un vecino, no se ve nada. No se puede ver por las ventanas. Antes había un garaje allí”.
La situación actual es que Mark ha presentado una nueva solicitud de certificado de desarrollo urbanístico ante el Ayuntamiento, pero incluso si su solicitud se aprueba estaría obligado a demoler el bungalow original y reconstruirlo para cumplir con las normas de la administración local.
Desde el Ayuntamiento defienden “está incumpliendo actualmente la orden de ejecución que se le notificó en 2021” y que le han dado “tiempo suficiente para cumplirla antes de finales de junio de 2025.
