El mercado laboral ha registrado un incremento notable en los contratos de relevo, alcanzando su máximo en cinco años, en el contexto de la reforma de la jubilación parcial.
Entre enero y abril de este año se han suscrito 2.400 acuerdos laborales en los que un trabajador más joven asume parte de la jornada laboral de un empleado veterano que se acoge a la jubilación parcial, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Este aumento del 8% respecto al mismo periodo del año anterior refleja el creciente interés por esta modalidad laboral.
El contrato de relevo, una herramienta clave para facilitar la transición laboral y promover el empleo juvenil, ha sido impulsado por las negociaciones en curso entre el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la patronal y los sindicatos. Estas reuniones, que tienen lugar cada quince días, abordan tres frentes principales: los coeficientes de reducción de la edad de acceso a la jubilación anticipada, el papel de las mutuas en la gestión de bajas traumatológicas y el diseño de la jubilación parcial.
Cambios en la jubilación parcial
El último borrador presentado por el Ministerio, liderado por Elma Saiz, no ha sido bien recibido por los agentes sociales. Este texto propone un endurecimiento de las condiciones para acceder a la reducción de jornada complementada con el cobro de parte de la pensión, lo cual ha generado críticas tanto por parte de los sindicatos como de la patronal. A la espera de una nueva propuesta, el interés por los contratos de relevo sigue creciendo, evidenciando una demanda sólida por esta figura laboral.
La jubilación parcial permite a los trabajadores veteranos reducir su jornada laboral mientras perciben una parte de su pensión, con el objetivo de facilitar una transición suave hacia la jubilación completa. Sin embargo, solo el 38% de estas jubilaciones parciales se acompañan de un contrato de relevo. Esto preocupa a los sindicatos UGT y CCOO, que abogan por la obligatoriedad de vincular ambas modalidades contractuales para evitar una reducción de las plantillas y garantizar la estabilidad laboral de los trabajadores jóvenes que ocupan los puestos vacantes.
Los sindicatos han planteado que los contratos de relevo deben ser indefinidos y con condiciones laborales equiparables a las del trabajador jubilado parcialmente. El Ministerio ha respondido parcialmente a estas demandas, proponiendo que los relevistas accedan a un salario equivalente al 75% de la base de cotización del jubilado parcial y tengan un contrato fijo, además de «una mejora de las garantías de empleo«.
El diseño actual de la jubilación parcial ofrece dos modelos: uno específico para la industria manufacturera y otro general. Este primer modelo, que ofrece mayores ventajas, ha sido objeto de incertidumbre cada fin de año respecto a su extensión, una situación que tanto empresarios como sindicatos desean evitar. No obstante, las negociaciones avanzan lentamente debido a la complejidad técnica de los temas y la divergencia de posiciones entre las partes.
Discrepancias con el nuevo borrador del Gobierno
El borrador presentado en abril introduce dos modelos de jubilación parcial: una ordinaria, que permite adelantar la pensión un máximo de dos años, y una extraordinaria, aplicable a la industria, que reduciría el adelanto a tres años (actualmente son cuatro) y se extendería a «actividades con mayor penosidad por edad». Este segundo modelo requeriría su inclusión en el convenio colectivo y limitaría la reducción de jornada al 50%, además de impedir la amortización de puestos.
Esta propuesta ha sido rechazada por los sindicatos, que consideran inadecuadas las restricciones impuestas. Por otro lado, los empresarios han criticado el modelo de jubilación activa, que iguala los procesos para trabajadores por cuenta propia y ajena, obligando a los autónomos a compatibilizar su actividad con la jubilación durante cinco años para percibir el 100% de la pensión, frente a la posibilidad actual de hacerlo desde el primer año.
La evolución de estos contratos y las reformas en curso serán decisivas para el futuro del mercado laboral español y la sostenibilidad del sistema de pensiones, en un contexto donde el relevo generacional y la estabilidad laboral son más cruciales que nunca.