Cuando se inicia una larga jornada de carretera, una de las paradas que más se estudia es la que se tiene que realizar para comer. Se busca un sitio cómodo, de calidad y que el precio esté bien. Que merezca la pena parar antes de seguir con el viaje. Uno de los restaurantes que cumple con los requisitos que se busca es La Cueva, Alar del Rey (Palencia), que merece ser visitada al menos una vez. En este establecimiento destacan sus famosos y premiadas croquetas, así como su mollete de tortilla, que cumple con las expectativas creadas tras escuchar a tanta gente hablar del mismo.
Situado al mismo pie de carretera, esta casa de comidas tradicional funciona también como restaurante y bar. Abrió en 1961 y ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, pasando la gestión de generación en generación. Hoy la cocina está al mando de Miriam Mesones, cuyas croquetas de jamón quedaron en el segundo puesto en el concurso de Madrid Fusión en el año 2017.
Un restaurante que es fiel a la cocina tradicional
Cuando nació La Cueva, lo hizo como bar de camioneros de la mano de Magdalena Fraile en plena carretera nacional 611. La fama de su cocina era tal que no perdió clientela cuando se inauguró años más tarde la autovía. En el pasado, como en la actualidad, todos aquellos que probaron y prueban sus tapas, bocadillos, guisos, platos y postres saben que merece la pena volver. Y más ahora que las alternativas son las de carísimos y tristes menús en una estación de servicio de franquicia.
Fraile era la abuela de Virgilio y Jesús Ruiz Caro, actuales propietarios. La chef actual, Miriam Mesones San Millán, es la esposa de Virgilio, y la persona que ha terminado por encumbrar la fama del restaurante La Cueva gracias al haber utilizado la cocina tradicional con unos niveles de calidad que están a la altura de muchos restaurantes gastronómicos con mayor presencia en las guías.
Su carta se mantiene fiel a la cocina tradicional de la zona, con la presencia tanto de recetario palentino como de las cercanas tierras cántabras. Destacan platos como la sopa de menudillos, las alubias pintas de Valdavia, las albóndigas en salsa o la ternera guisada. Tampoco faltan los pescados, con producto fresco según temporada como el bocarte cántabro, y un buen surtido de postres caseros, entre los que destacan la tarta de tatín de manzana y el flan de huevo y leche tradicional.
Una carta de tapas interesante
Pero si no hay tiempo para una parada que permita darse un homenaje en el comedor, el bar, con su barra y sus mesas interiores, o en su terraza, da la posibilidad de almorzar o picar algo para recuperar fuerzas antes de seguir el camino. La carta de tapas y aperitivos es también amplia, aunque hay un plato que desbanca a todos por la fama que ha ido atesorando en los últimos años por boca oreja y su boom en las redes sociales: el mollete de tortilla con chorizo.
La tortilla estilo francés rebosa jugosidad con su relleno de chorizo local y se sirve en un bollo redondo estilo rústico, nada que ver con el mollete andaluz. También, en ocasiones, se prepara directamente en un buen pan de barra más rústico. De la forma que sea, queda la opción de pedir un bollo de lo que tengan en su carta de tapas.
Por tanto, si vas por la zona ya tienes una recomendación sobre un restaurante que ha conseguido ganarse la confianza de la gente de la zona y también de aquella pasa por allí.
