En nuestro día a día, las abuelas tienen un papel protagonista. Son una pieza clave de toda familia, por lo que resuelven, por el cariño que dan, por su total disponibilidad para cualquier cosa. No sabemos cómo son en otros países, pero seguro que las nuestras están entre las mejores. Así, cuando alguien de fuera viene a España y las conoce, quiere tener a una a su lado. Es lo que le ocurrió a Gabi, una joven lituana que aseguró en su perfil de TikTok que lleva 9 años en nuestro país y que lo único que le falta “para ser feliz es una abuela española”.
La joven explica que echa en falta “la energía de una abuela española” y las define como encantadoras, guapísimas y tienen mucha vitalidad, pero también son brutalmente honestas: “También te van a decir que estás tonta cuando te comportas como gilipollas y yo creo que eso hace falta”, comentó con humor.
La relación ideal
En su cabeza, Gabi tiene construida la relación ideal que le gustaría tener con su abuela española. Se imagina planes sencillos, pero muy significativos, tales como ir a tomar algo juntas o compartir sus opiniones sobre música: “Me gusta mucho Joaquín Sabina, podríamos escucharlo juntas”.
Con la esperanza de que algún día su sueño se haga realidad, Gabi ha hecho un llamamiento a todos sus seguidores en TikTok. La lituana, que reside en la ciudad de Barcelona, publicó un vídeo con el siguiente mensaje: “Si conocéis a una abuela en Barcelona que quiera hacerse amiga mía, me la podéis presentar”. Esta petición ha generado una oleada de cariño y apoyo a Gabi, que ha visto como su mensaje se ha hecho viral.
La policía provoca “ganas de delinquir”
Son más cosas, además del de Gabi, las que llaman la atención a la gente que viene de otros puntos del planeta, ya sea de visita o para vivir. Otro ejemplo es el de una turista colombiana que visitó Madrid y que mostró en su perfil de TikTok su asombre al ver a la policía por las calles de la capital, algo que también se hizo viral. En el vídeo destacaba la forma de vestir y de comportarse de los agentes.
Su reacción, que estaba llena de entusiasmo, reflejó un contraste significativo con lo que muchos ciudadanos de Sudamérica suelen experimentar en sus respectivos países: “¡Qué ganas de delinquir!”, dijo en tono de humor. Lo hizo al ver la “belleza” de los policías españoles, algo que le había llamado la atención de una manera que nunca había experimentado.
La joven colombiana explica, en su opinión, los miembros de la policía de su país no tienen el mismo atractivo que los que ha visto en España. Más allá de la atracción física, hay otros aspectos que también pone de manifiesto y considera diferenciales, como la forma de interactuar con extraños y la manera en la que se perciben las autoridades. Por ejemplo, en muchos países sudamericanos, el contacto directo y el saludo afectuoso son comunes, mientras que en España puede haber un enfoque mucho más reservado.
La incomodidad de una filipina
En España, los bares son para tomar algo, pasar tiempo de desconexión con la familia o los amigos. Incluso en solitario. En otros países, el abanico de opciones se amplía y algunas quizá no las entendamos bien. Por ejemplo, la de estudiar en un bar. Así lo explica Lia, una estudiante filipina que ha pasado unos días en La Rioja y se ha dado cuenta que estudiar en una bar español es prácticamente imposible por el barullo que se forma. En su país, “es normal entrar a un bar y ver a gente estudiando, aquí no. Si lo hago me siento incómoda”.