La picaresca existe desde que el mundo es mundo, pero, también, gente dispuesta a combatirla. Fue el caso de una mujer que regenta un local de hostelería en la pequeña villa costera de Civitanova Marche, en Italia, que convirtió el ‘simpa’ que sufrió en su establecimiento en un caso de justicia social que acabó convirtiéndose en viral en redes sociales y que provocó aplausos de múltiples desconocidos.
La protagonista de nuestra historia recibió en ‘I Due Re’, un local junto a la playa que es a la vez restaurante y discoteca, a dos turistas francesas que acudieron prestas y dispuestas a cenar unas buenas viandas. Así lo hicieron; se pidieron varios spritz y una rica cena con el más puro sabor de Italia. De repente, se esfumaron como por arte de magia. Con sus consumiciones agotadas. Y sin pagar, la cuenta, como más tarde percibiría la dueña.
Michela Malantini cayó en la cuenta de lo que había sucedido y entendió que aquello era la gota que colmaba el vaso. El orgullo le dolió al sufrir el enésimo ‘simpa’. Eran ‘solo’ 44 euros, pero eran sus 44 euros. Así que decidió tomar cartas en el asunto y combatir aquella falta de respeto. La primera decisión que adoptó fue revisar las cámaras de vigilancia del establecimiento, en las que se podía ver perfectamente a las dos mujeres marchándose sin pagar y como si nada, aprovechándose de su esfuerzo.
El ‘simpa’ resuelto gracias a Facebook
Comprobada la afrenta, Michela decidió publicar una captura de la imagen del vídeo en la cuenta de Facebook del local, preguntando si alguien las conocía o las había visto y narrando lo acontecido. Rápidamente su comunidad respondió y empezaron a llegar pistas e información de dónde estaban las turistas, una muchedumbre a lo Fuenteovejuna que rápidamente traspasó fronteras y de lo que se hicieron eco medios de comunicación de todo el mundo, como, entre otros, el prestigioso The Guardian.
Pero, antes de que lo sucedido se convirtiera el viral (más), pudo completar el plan gracias a esas indicaciones que había recibido. A la mañana siguiente de publicar su mensaje, la propietaria de ‘I Due Re’ esta suerte de hostelera coraje se presentó, factura en mano, en el alojamiento en el que le habían dicho que estaban las turistas. Como quiera que su pueblo es pequeño, y que además el caso corrió pronto como la pólvora entre los lugareños, la dueña del hotel le abrió la puerta sin dudarlo y le dejó permitió entrar a las instalaciones.
Con toda la paz, como si lo sucedido no la hubiera cargado de ira -quizás no lo hizo, quizás solo buscaba justicia desde la mesura que mostró-, Michela enfiló hacia la habitación de las mujeres, a las que despertó con la delicadeza del servicio de despertador que históricamente tenían estos establecimientos. Sin alterarse, les preguntó si recordaban lo que había sucedido la noche anterior y les mostró el vídeo con lo que habían hecho y, de paso, les enseñó una lección: nadie juega con Michela. Al verse reflejadas en su lamentable acto, las turistas no articularon palabra; procedieron a abonar el ‘simpa’ que habían hecho sin una sola justificación.
Justicia viral
En declaraciones al periódico transalpino La Reppublica, Michela Malatini, propietaria de ‘I Due Re’, dejó un mensaje tan real como la vida misma: «Si la gente empieza a pensar que puede venir y marcharse sin pagar, se convertirá en un problema». Uno que, amparándose en la falta de escrúpulos, había sufrido en más de una ocasión hasta que dijo basta y decidió emprender esta viral cruzada, sin resignarse a perder los 44 euros de la cuenta que debían haber abonado en tiempo y forma las dos turistas, que acabaron avergonzadas por sus hechos, como si valiera la pena cenar una pizza y tomar unos cócteles a costa del esfuerzo de otras personas.
