Millones de turistas viajan cada año hasta Wiltshire para contemplar Stonehenge, una misteriosa construcción megalítica declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Seguro que muchos españoles ha visitado el lugar y quizá no sabían que en nuestro país contamos con una versión de ese conjunto, con más de 4.000 años de antigüedad. La misma está localizada en el término municipal de El Gordo y en la actualidad se encuentra sumergida bajo las aguas del embalse de Valdecañas, en el río Tajo. Esta es una de las grandes diferencias con respecto a la versión británica.
Un año clave, 1925
Este dolmen de Guadalperal es un monumento funerario que no se diferencia demasiado en aspecto y propósito del inglés. La primera vez que alguien se fijó en él fue en1925 cuando el arqueólogo alemán Hugo Obermaier paseaba por la finca de Guadalperal. Ese conjunto de piedras clavadas en el suelo despertó su curiosidad y tras iniciar las excavaciones descubrió que estaba ante una construcción megalítica de un gran valor histórico.
Los estudios realizados más adelante determinaron que el dolmen podría tener entre cuatro y cinco milenios de antigüedad. Durante más de 40 años el monumento permaneció visible, haciendo las delicias de arqueólogos y curiosos, pero su historia dio un giro en 1963. Fue en ese año cuando tras la construcción del embalse de Valdecañas por orden de Francisco Franco se terminó por sepultar bajo las aguas del río Tajo.
Así, desde dicho año, el Stonehenge español ha estado casi siempre oculto, mostrando apenas las puntas de algunas piedras cuando el nivel del agua descendía en verano. Hasta 2019, después de unas de las sequías más duras de los últimos tiempos, cuando el conjunto quedó al descubierto por completo después de casi 60 años. Esa imagen dio la vuelta al mundo y puso de nuevo al monumento en el mapa.
Un importante papel religioso y económico
El dolmen de Guadalperal, más allá del grupo de piedras que puede parecer curioso, pudo haber tenido un importante papel en el ámbito religioso y económico, según la opinión de los investigadores al estar situado en uno de los escasos puntos de cruce del Tajo en la antigüedad. Al igual que otros monumentos megalíticos, estaría vinculado a rituales funerarios y ceremoniales, con una conexión entre las comunidades humanas de hace miles de años y el entorno que las rodeaba.
El problema es que después de tres décadas bajo el agua el deterioro del monumento va creciendo. Al quedarse al descubierto, muchos turistas acudieron a tocarlo o caminar entre sus piedras, lo que lo dañó todavía más. Con este panorama, unos vecinos de Peraleda de la Mata lanzaron una petición para trasladar el monumento a un lugar mucho más seguro. Esta iniciativa llegó a contar con más de 44.000 firmas, pero las autoridades competentes, entre las que se encontraban el Ministerio de Cultura y la Universidad de Extremadura, advirtieron que el traslado podría ser todavía más dañino para el monumento e incluso se podía poner en riesgo su integridad.
En busca de una solución para el Stonehenge español
En estos días se trabaja en una solución que garantice su preservación. Hay muchas medidas que se están impulsando, como la declaración del dolmen como un Bien de Interés Cultural (BIC), el nivel más alto de protección patrimonial en nuestro país. De conseguirse este reconocimiento, se aseguraría que, tanto si se queda sumergido como si la sequía lo saca de nuevo a la luz, el monumento cuente con las medidas necesarias para que evitar que sea destruido.
Por cierto, que el Stonehenge español no está solo. En el mismo embalse se esconde otro vestigio histórico, el templo romano de Augustóbriga.