Puede parecer una decisión que no tiene mucho sentido, pero todo lo contrario. Hablamos de la prohibición por parte de las autoridades del uso del teletexto en las cárceles de nuestro país. Muchos lo consideran como una herramienta anticuada y desfasada si tenemos en cuenta el avance tecnológico de la sociedad, pero no ha caído en el olvido y ahora es muy utilizada en un entorno que nadie esperaba, las cárceles españolas.
Dentro de los centros penitenciarios, en los que las comunicaciones entre presos en el interior y en el exterior están muy reguladas y vigiladas, el teletexto se ha convertido en un aliado para muchos reclusos, que lo han sabido utilizar para mandar mensajes sin que las autoridades se den cuenta de ello, lo que ha generado en muchas ocasiones problemas de seguridad. Uno de los casos se dio en la prisión gallega de A Lama, donde lograron superar las restricciones del centro.
El teletexto, prohibido en las cárceles españolas
Antes de nada, para los que no saben o conocen el teletexto, hay que explicar de que se habla. Nació en 1972 de la mano de la BBC con la idea de ofrecer una información rápida y accesible de manera directa en la televisión y durante los ochenta y noventa vivió su época de mayor esplendor. En su día fue una herramienta esencial para millones de personas en todo el planeta.
Pero como muchas otras herramientas, Internet lo dejó en un segundo plano. Eso sí, no desapareció del todo y se seguía utilizando aquellos lugares en los que el acceso a las nuevas tecnologías era complicado. Uno de ellos, la prisión. Allí los móviles están prohibidos y el acceso a Internet limitado, además de que las comunicaciones con el exterior son controladas. Con este panorama, el teletexto juega un papel fundamental para los reclusos a la hora de enviar mensajes codificados.
En el centro penitenciario de A Lama, Pontevedra, los reclusos utilizaban las secciones de anuncios y contactos para pactar horarios mediante seudónimos. En un principio estos mensajes pasaban desapercibidos para las autoridades, pero con el paso del tiempo se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo y empezaron a tomar medidas para bloquear el acceso al teletexto en los televisores de las celdas.
La restricción no fue fácil
Ha sido muy laboriosa de implantar la restricción de no usar el teletexto en las cárceles. Muchos presos compraban televisores en el exterior, lo que permitía el acceso al teletexto incluso después de la prohibición oficial. Para contrarrestar esto, desde la dirección de los centros penitenciarios se optó por bloquear directamente las funciones de conectividad e interactividad de los televisores, aunque esta medida también generó controversia porque repercutía en los derechos de los reclusos.
Desde la Audiencia Nacional han respaldado esta decisión de las autoridades penitenciarias de bloquear el teletexto de los televisores de los internos porque representa un riesgo para la seguridad de los centros y de los propios reclusos. Eso sí, también ha considerado que otras restricciones, por ejemplo el bloque del menú de configuración, no están justificadas porque dejan los dispositivos prácticamente inutilizables, afectando a quienes lo utilizan con fines legítimos.
Un problema de seguridad importante
El uso del teletexto en los centros penitenciarios no es un hecho aislado, ha ocurrido a lo largo de los años y están probados los casos en los que esta herramienta se ha utilizado con fines ilícitos: comunicación con grupos delictivos, información clave y otras que superaban las limitaciones de las prisiones.
El caso de A Lama pone de manifiesto que las soluciones no son sencillas y que se deben implantar de manera cuidadosa para no generar problemas contra las libertades de los reclusos. Así, el objetivo es seguir peleando para prevenir el uso indebido de herramientas en las prisiones, pero garantizando que no afecten a quienes lo hacen sin una mala intención.
