Las redes sociales se han convertido en el centro de ocio de la sociedad, sobre todo de los más pequeños. Una de ellas, es TikTok, acerca de la cual hay una advertencia por parte del neuropsicólogo Álvaro Bilbao que es totalmente demoledora sobre cómo están siendo educados los más pequeños con esta aplicación: “está siendo adiestrado por un algoritmo chino diseñado para crear adicción”.
No se trata de una frase lanzada sin conocimiento, es una descripción de un mecanismo invisible que opera de forma directa en la química cerebral, una que aprovecha la vulnerabilidad de una mente en pleno desarrollo y en la que el algoritmo está creado para generar una dependencia psicológica que va más allá del simple entrenamiento.
Con esta reflexión del doctor Bilbao tenemos que mirar más allá de los bailes y de los retos virales en la superficie, porque la cascada infinita de vídeos no es casual. Cada segundo que un niño pasa en esta aplicación, no sólo está consumiendo contenido, también se está alimentando de una Inteligencia Artificial cuyo único objetivo es que no pueda soltar el móvil, porque su mecanismo se basa en la neurociencia de la recompensa variable para asegurar la máxima permanencia.
El patrón más adictivo
La incertidumbre de lo que vendrá es lo que hace que sigas viendo vídeos. El algoritmo de la red social te muestra un vídeo genial, luego tres mediocres y, de repente, una joya que te hace reír a carcajadas. Es la recompensa variable e intermitente, tu cerebro recibe un chute de dopamina sólo con los vídeos que le resultan muy gratificantes, no con todos.
Este patrón de estímulos impredecibles es, de acuerdo al doctor Bilbao, el más adictivo que existe para el cerebro humano. No sabes cuándo llegará el próximo vídeo increíble, así que sigues deslizando el dedo sin parar, en un bucle de búsqueda constante. Esta es la razón por la que las horas vuelan dentro de la plataforma de vídeos cortos, porque esta incertidumbre es la que maximiza el enganche del usuario y lo mantiene atrapado en un ciclo de dopamina.
Un cóctel químico perfecto
El cerebro de un joven está biológicamente programado para buscar novedades y recompensas sociales y su sistema de autocontrol es todavía inmaduro. La aplicación ofrece eso precisamente: un aluvión que no tiene fin de estímulos nuevos y gratificantes. Según el doctor Bilbao, la corteza prefrontal de un adolescente no está desarrollada para frenar el impulso de seguir buscando esa recompensa, lo que le hace mucho más propenso a un uso compulsivo.
Hablamos de un diseño, el de la red social, que explota una ventaja de vulnerabilidad neurológica. El cerebro aprende que esa pequeña pantalla es una fuente inagotable y fácil de placer químico, lo que puede interferir en su capacidad para buscar satisfacción en actividades del mundo real, como el deporte, la lectura o la interacción con otras personas. Y es lo que hace la aplicación, aprovechar esa vulnerabilidad biológica a su favor para fidelizar a sus usuarios más jóvenes.
TikTok es diferente a otras redes sociales
En otras plataformas, el muro es totalmente diferente puesto que se compone sobre todo de gente a la que sigues. Así, tú tienes el control inicial. En TikTok, en cambio, la página Para ti es la reina, no eliges lo que ves, lo hace un algoritmo que decide por ti basándose en un análisis predictivo de tus gustos con una gran precisión, tanta que da miedo. Según el doctor Bilbao, la Inteligencia Artificial te conocer mejor que tú mismo en cuestión de horas, creando una burbuja de contenido perfecta.
