Últimamente se ha hecho habitual ve que los propietarios de los vehículos protegen los retrovisores del mismo con una bolsa de plástico. Muchos son los que buscan respuesta a esta acción, que la tiene, pero son varios los motivos que pueden llevar a ello: desde evitar la suciedad, protegerlos de los ladrones o evitar que queden perjudicados por las bajas temperaturas que se dan en diferentes zonas tanto de España como de otros países.
El peligro de las aves
Uno de los motivos que parece que más convence es que se trata de una medida de protección contra la suciedad, el polvo, las heces y picotazos de las aves y las arañas, que suelen anidar detrás del espejo con mucha facilidad. En cuanto a los picotazos, se considera que las aves, al ver su reflejo en los laterales, lo interpretan como la presencia de otro pájaro invadiendo su territorio y por ello, cuando intentan defenderlo con picotazos y aleteos, pueden provocar daños. En lo que se refiere a las heces, a la larga estas pueden conllevar daños en la carrocería, ya que contienen ácidos que afectan al barniz, y en la capa de pintura.
Cuidado con los ladrones de retrovisores
Otras opiniones sobre este tema está relacionadas con los amigos de lo ajeno. Por una parte, con una bolsa de plástico se pretende evitar que los cacos roben o rompan el retrovisor, ya que es más complicado hacerlo si está de alguna forma protegido.
Pero la bolsa también la pueden poner los ladrones, que los tapan para saber si el vehículo está abandonado o no. Si en muchos días nadie ha quitado la bosa, significa que el coche apenas se usa.
El frío, otra de las opciones
Las bajas temperaturas pueden generar grandes problemas en cuanto al funcionamiento de ciertos componentes del vehículo, además de suponer una incomodidad muy grande si hay que coger el coche a primera hora de la mañana, cuando hace más frío y momento en el que suelen producirse heladas en determinadas zonas. Al igual que muchos propietarios de coche cubren la luna delantera para evitar la escarcha nocturna y no tener que frotarla por la mañana, la opción de la bolsa de plástico en los retrovisores en los meses de invierno gana adeptos.
El objetivo de poner las bolsas de plástico en los retrovisores es muy sencillo, se pretende evitar posibles problemas de congelación de los mismos. Esto sólo se da cuando el coche no cuenta con espejos retrovisores calefactados, que todavía los hay. Los que tienen esta funcionalidad simplemente tienen que activarla para ver como el hielo presenten en los retrovisores desaparece y pueden iniciar su camino.
Los que no tienen esta ventaja, se ven obligados a tomar otras medidas y una de ellas es la de poner bolsas de plástico y tapar los retrovisores cuando hay temperaturas bajas. Si no lo hacen, tendrán que limpiarlos cuando vayan a comenzar un trayecto con el consiguiente retraso que eso conlleva.
Aunque el principal problema que se evita con las bolsas de plástico en las épocas del año más frías es el de la congelación de los sistemas de plegado y desplegado eléctrico, compuestos en general por pequeños engranajes de plástico que pueden llegar a quedar bloqueados y partirse a causa del frío y del hielo. Con el truco de la bolsa de plástico, el propietario del coche se asegura que los sistemas de plegado y desplegado de sus espejos nunca se congelarán y evitará de esta manera una dolorosa avería en términos económicos.