Johann Wilheim Ritter, alemán, genio, barrilete cósmico, de qué planeta viniste, vida loca y muerte joven, quizá sea el “fifi” mas desconocido en relación a su aportación a nuestra vida. Este físico y filósofo germano (no confundir con Patrick Ebert), no contento con simplificar la pila voltaica y crear el primer acumulador de la historia descubrió que los rayos invisibles situados justo detrás del extremo violeta del espectro visible eran especialmente efectivos oscureciendo el papel impregnado con cloruro de plata.
Johann Wilheim Ritter me hizo por tanto también la crónica del Rayo-Valladolid. Traduciendo para los de letras las palabras de Ritter en el Rayo juegan Jorge de Frutos y Álvaro García y el equipo pucelano se acerca peligrosamente a segunda división.
Ronaldo Nazario, propietario del equipo castellano fue al igual que Ritter genio, barrilete y vida loca. Por suerte no murió joven y quiso, tras hacer feliz a mucha gente en el verde, ser feliz desde fuera sentando cabeza y quizá hacer feliz a una afición comprando su equipo. Parece que no lo conseguirá.
El Rayo derrotó al Real Valladolid por un gol a cero y prolongó una semana más su mejor racha de resultados en primera división.
La escasa emoción que parecía tener el partido dadas las circunstancias de cada una de las escuadras creció en cuestión de minutos. Camello notó que algo en su pie se había roto y Unai López un pinchazo de los que duelen. A la grada sufriente de viernes se le heló el ánimo y parecieron complicarse el asunto. Entraron Sergi Guardiola y Pedro Díaz antes de la media hora y el partido tardó en calentarse lo mismo que ellos en el campo. Sergi ofreció lo que la grada de Vallecas ya conoce de él y Pedro Díaz empezó a mostrar esas cualidades que al cien por cien le harían ser titular en cualquier primera. El Pucela comenzó a sufrir.
El gol no llegaba pero la radiación vallecana empezaba a hacer estragos en los violetas que se mantenían a duras penas en la batalla alejados de Augusto. Cocca entendió que necesitaba alternativas y debutaron algunos de sus fichajes. El Rayo, estable atrás y en medio ,solo acusaba la falta de pólvora arriba. Isi crecía, Pedro llegaba al área y solo faltaba una chispa para que la franja quemara la espalda pucelana. Todo ocurrió en un segundo. No hay peor cuña de la de la propia madera. El castellanoleonés De Frutos recibe abierto un pase de Ratiu. Su defensor, debutante en España le dio un metro de espacio letal y Jorge arrancó la moto, centró al área con fe. Álvaro, efectivo tras el error de bulto de los dos zagueros vallisoletanos que se tragaron la pelota envió esta con saña a la red. (1-0).
Los visitantes acusaron el golpe y Pep Chavarría, desatado en el punto de penalti estuvo a punto de sentenciar de cabeza un pase medido de Pedro Díaz.
Parecía un final plácido, pero un exceso de confianza del uno en el otro hizo que Lejeune por Batalla y Augusto por Florian vieran como Anuar, el único pelotero aprobado en los pucelanos se quedara solo ante el arquero rayista. Batalla evitó el disgusto y Latasa, con todo a favor envió el rechace y las opciones de salvación del Real Valladolid al limbo.
Dijeron que el fútbol era de los aficionados para luego quitárselo. Ahí está el milagro del Rayo.
Porque la vida del Rayo está en manos y cabeza de sus técnicos y en los pies de sus jugadores desde los más pequeños y pequeñas de su cantera hasta sus profesionales de élite. Y en el compromiso y corazón de ambos que es lo que diferencia a la franja con otros clubes.
El oftalmólogo me dijo que no me rascara los ojos tras la intervención. Miro la tabla y no puedo dejar de hacerlo. Mola ser felices aunque solo sea por un reto.
Johann Ritter murió en Munich, imagina al Rayo hincar la rodilla allí algún día. Un Oktoberfest de la leche sería.