Podrán frenar al periodista, pero no al Santa Inés. No lloren por nosotros, acostumbrados a fotografiar bajo vendavales y escribir desde lugares que ni se imaginan. De veras, ni se imaginan. Esta crónica, como casi todo el trabajo de Unión Rayo en torno a este partido, se hizo fuera del Coliseum: el club no permitió el acceso a nuestro redactor, alegando que “no acredita medios digitales”. Cosas de la mejor Liga del mundo. No fue el domingo más fácil y aún así, se lo contamos: su Rayo Vallecano, ahora mismo, está sexto. Volvió a rugir… y se mordió la lengua. Un clásico, en cierto modo. Le faltó saber matar cuando debía hacerlo. Pese a ello, un dato: no pierde lejos de Vallecas, en Liga, desde el 8 de octubre (3-1 en Almería, ¡hace 127 días!) y ya tiene el 83% de la salvación en el bolsillo (33 puntos). Un gol en propia de Arambarri inclinó el combate y un error absurdo de Dimitrievski, frenó el KO. Para colmo, RdT, en el 86′, falló un penalti. Empatar en Getafe y quedar sexto, ahora, sabe a poco. Y eso lo resume todo.
En Nueva York puedes disfrutar de una ‘excursión de contrastes’ y en Madrid, este domingo, de un ‘derbi de contrastes’. Dos equipos antónimos en todos los sentidos, desde el césped hasta la grada. El Getafe llegó con la urgencia de ganar para ‘Salvar al Soldado Quique’ (la derrota podía sellar su destitución) y el Rayo, tras cinco días mirando vuelos a Liverpool. Un bajón y un subidón. Fue superior el Rayo cuando jugó 11 vs 11, pero atravesó serios tramos de taquicardias contra diez. Curioso, pero real. “En la segunda vuelta cualquier partido es más difícil que en la primera”, avisó Iraola en la previa. Nadie regala nada en los Juegos del Hambre. Quien quiere ganar, debe pagar con sudor. Y al clemente más que el brazo, le cogen el hombro. Al menos, el tropiezo puede ejercer de lección.
Fuego amigo
A los azulones les faltó eficacia de salida: seis disparos en la primera parte y sólo uno a puerta. Porque las tuvieron, la mayoría en la cabeza de Ünal. Balones fuera y pulsaciones para el León de Nevir, que fue de menos a más hasta hacerse tirano. Sobre la media hora de juego, justo cuando retumbaba un “rayito juegas en casa“, ya no existía el Getafe. No era la Franja más incisiva, pero este equipo tiene ese aura de estar tocado por una varita. El pasado lunes, con el partido atascado, Ely se marcó en propia y esta vez, fue Arambarri. Otra vez el gol nació desde la esquina: centró Isi justo a ese espacio donde no salen los porteros y dudan los defensas. Indecisión, se paseó el cuero y Arambarri, intentando despejar a la desesperada, lo metió en su propia portería. 0-1 al descanso.
Movió fichas Quique Sánchez Flores, que ya había perdido a Milla por lesión en la primera parte, llegó sin Djené (sancionado) y con Portu como lateral derecho. Humildemente, el gato negro que se le debió cruzar hace tiempo, debía tener el tamaño de una pantera. Sabía que era ganar o morir, así que se abrió en canal e introdujo a Munir por Gonzalo Villar. Todos arriba. Y sin tiempo casi para nada, se encontró con un penalti -la mar de inocente- de Balliu (que encima, se lesionó). Remató de cabeza el propio Munir y el lateral, con el brazo claramente despegado, lo frenó. Mano clamorosa; no hay margen para el debate. Asumió la responsabilidad Mayoral, que había lanzado dos y ambos, a su lado natural. Ahí fue Dimitrievski… pero no tuvo ni que intervenir. Balón a las nubes.
Contra diez, peor
Minutos después, el harakiri culmen: Aleñá, que pese a tener amarilla ya había arrollado a Trejo minutos antes, insistió en la dureza y vio la segunda. Se quedó con diez el conjunto local y un ambiente al rojo vivo. “¡Quique vete ya! ¡Quique vete ya!”, era la proclama. Los rostros de los jugadores reflejaban la palidez del escenario. Se debieron ver maniatados en la hoguera y así, con todo perdido, jugaron mejor que nunca. De hecho, Lejeune llegó a sacar bajo palos un zurdazo de Munir. Otro perdón y ya iban demasiados. También por parte del Rayo, que sigue siendo teniendo una vena bondadosa que le hace vivir en el sufrimiento perpetuo. Con uno más, jugó peor.
Es una paradoja que, a veces, se da en el fútbol. Mayoral forzó varias estiradas de Dimi y Ünal se las tuvo constantemente con los centrales. Los locales acabaron con Latasa, también, en el ring. Un all in que acabó en milagro. Porque la Franja sigue teniendo un genoma inocente. La tuvo Isi hasta en dos ocasiones para sentenciar y también Camello (él, al menos, puede alegar un paradón de David Soria). No lo hicieron y lo pagaron de la manera más ridícula: Dimitrievski apuró para despejar un balón, golpeó en Ünal y entró en la portería. Así, como suena. Un cañón del Santa Inés, apuntando hacia dentro. Autozancadilla.
Se echó al ataque el conjunto local y a la contra, ya con RdT sobre el campo, el Rayo forzó un penalti por mano. También clarísima. Asumió la responsabilidad el 25 y todo pareció encauzarse. Runrún de victoria. El killer sólo tomó dos pasos de carrerilla, le pegó raso al lado natural y se topó con los guantes de Soria. Paradón. En los desplazados, incredulidad. Se iban a escapar 2 puntos en un partido que iba 0-1, dominado y contra diez. Así fue; un empate que dejó sabor agridulce. Porque el Rayo pudo ganar y no lo hizo. Porque el Getafe debía ganar y no lo hizo. Para nosotros, si nos permiten ser parte de la noticia por un día, porque sólo queríamos trabajar y no nos dejaron. Fortuna para el barrio que podrán vetar a Unión Rayo, pero no al sueño del Rayo. Y el navío pirata sigue a flote, entonando sus canciones y a toda vela en el Canal de la Mancha. Pese a su clemencia crónica.
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