‘El Sporting ahoga al Rayo’
Ante la magia poco se puede hacer. Cuando te hechizan es difícil responder. Desde el homenaje al Brujo ‘Quini’ al pitido final, el Sporting de Gijón fue mejor en todos los aspectos. Más intenso, más ordenado y más serio. El Rayo Vallecano no pudo hacer nada ante un conjunto asturiano al que su afición llevó en volandas y que contaba con la ayuda divina de una leyenda. Y si a eso le sumas un diluvio de los que hacen época y un gol en propia de Elustondo… Una encerrona de las buenas. 1-0 y tres puntos importantísimos que se quedan tomando sidra.
Eterno Quini
Llovía con rabia sobre Gijón, como si el cielo llorara a un ángel disfrazado de brujo. El feudo sportinguista estrenaba nuevo nombre, Estadio El Molinón Enrique Castro ‘Quini’, y desde arriba respondían con un llanto que empapaba las cabezas de todos los jugadores. Antes del inicio, una canción especialmente compuesta para el malogrado ariete recibió a los 22 protagonistas.
Por cierto, llevaba todo el día lloviendo. Absolutamente todo el día y, justo cuando los jugadores iban a hacer acto de presencia y los aficionados iban a formar un mosaico conmemorativo, paró de caer agua. La magia del brujo. El respeto del cielo a una de las leyendas de nuestro fútbol. “272 razones para no olvidarte. Eterno Quini, Eterno Brujo” rezaban las pancartas desplegadas en ambos fondos. Sobrecogedor.
Además, el césped estaba impecable, sin charcos y con un drenaje digno de Primera división, como de Primera división era el partido. Cuarto contra primero. Sporting de Gijón contra Rayo Vallecano. El mejor homenaje para despedir a uno de los mejores delanteros españoles de la historia.
A Alberto le ‘pone’ su exequipo
El ambiente era ensordecedor. Intimidaba. Y los franjirrojos lo acusaron en los primeros minutos. Muchas imprecisiones, mucho balón largo y poco toque. Los de Míchel trataban salir al contraataque y, poco a poco, fueron compensando el juego. Eso sí, la mejor ocasión de los compases iniciales la tuvo Rubén García con un gran lanzamiento de falta directa que sacó Alberto, crecido ante su exequipo. El Rayo respondió con un derechazo envenenado de Unai López que se marchó rozando el palo.
Los de Vallecas estaban desdibujados. Muy poco reconocibles. De vez en cuando creaban peligro, por ejemplo con un disparo del hoy titular Bebé (Santi Comesaña se quedó en el banquillo), pero era el Sporting el que daba la sensación de controlar el encuentro. De hecho, Alberto salvó de nuevo a los suyos con una gran mano antes del descanso.
Como la noche y el día
El Rayo Vallecano creó más peligro en los ocho primeros minutos de la segunda parte que en todo lo que se llevaba de partido. Así de sencillo. Especialmente buena fue la triple ocasión marrada tras barullo en el interior del área pequeña que finalizó con una mano muy clara de Sergio Álvarez que evitó el gol de Raúl de Tomás. Sin embargo, el colegiado no decretó penalti. Poco después Alberto volvía a salvar al Rayo sacando un mano a mano a Santos.
Los franjirrojos habían mejorado, pero el centro del campo brillaba por su ausencia. No estaba siendo el mejor partido de Gorka Elustondo, y es que Fran Beltrán es insustituible. Su ausencia era evidente. El Rayo sin el canterano es como el café descafeinado: está bueno, pero no es lo mismo. Las comparaciones son odiosas y más si hay goles en propia de por medio. Corría el minuto 68 y el vasco trató de despejar un cuero dentro del área con tan mala suerte que se introdujo el balón en su propia portería. 1-0 y partido muy cuesta arriba.
Acto seguido, Alberto sacó una mano milagrosa y volvió a rescatar a los suyos en el que estaba siendo su mejor partido como rayista hasta ahora. Lejos de haber arreón final, los locales pudieron aumentar la cuenta en más de una ocasión. Finalmente los de Míchel se fueron de vacío de uno de los feudos más difíciles de asaltar de La Liga 1/2/3. Próxima parada: el Cadíz en casa.
Comentarios 16