Ojala no volver a ganar,
Ojala volver a vibrar.
Ojala volver a soñar.
No con titulos, ni grandes fichajes.
Soñar con salvaciones, con permanencias firmadas en el ultimo minuto.
Soñar con la tensión de saber que te vas a segunda y luchas hasta el final con todo un estadio gritando de la mano.
Soñar con un Rayo de los vallecanos y para los vallecanos, en el que todo el que venga a continuar sus valores bienvenido sea, en la grada y en el cesped.
Aportar en vez de quitar.
Echar de menos las previas, los domingos a las 12 y el ya perdido aperitivo dentro del estadio.
Suelo soñar, aunque si es ilegal tifos contra el racismo… ¡imaginate una tortilla desechita! Puede hacer daño a alguien.
Desde 1924 tras bajadas y subidas, desvarios en presidencias, ruinas, problemas sociales, incompetentes en los palcos ataques y acusaciones contra nuestra afición… es el momento más triste de la historia de nuestro Rayo.
Antes con menos eramos más.
Se perdió la ilusión, las ganas, la emoción, el vibrar del Estadio.
Recuerdo gente sentada hasta en las escaleras, lleno absoluto, hinchas de la franja por todo el barrio. En ese ascenso contra el Extremadura en el 75 aniversario o contra el Xerez saliendo de segunda B.
Este año, ascenso a primera, ¿cumpleaños o velatorio? había dudas en la fuente de la Asamblea.
Amor eterno por la franja, como una pareja de 90 años que mueren juntos, hasta el final.
Besos que se juntan con lagrimas de alegría, o de pena, que saben a sal, sabiendo a Vallecas puerto de mar.