Si Europa era un sueño, ya es una utopía. O algo bastante parecido. Consecuencia inevitable de un Santa Inés encallado hasta Semana Santa. No es Vallecas asidua a los Domingos de Resurrección y, tal vez por ello, mordió el polvo ante el Atleti para confirmar su racha más horripilante: ya van ocho jornadas sin vencer. Ocho, desde el 2-0 al Almería. El eterno problema: un equipo que tiende a humanizarse entre febrero y marzo. De momento, también abril. Y se esfuma Liverpool. Se evapora la fantasía. Suena el despertador.
“Tendremos que hacerlo casi todo perfecto”, señaló Iraola en la previa, sabedor de que el Atleti tiende a funcionar como un dragón de Komodo. Morder, envenenar y esperar. Cuando su fútbol parece inocente, está siendo más calculado. Ni una fisura atrás, ni un hueco, ni un susto. Y entre medias, un contragolpe y un córner para que el descuidado marcador de Payaso Fofó marque un 0-2. Gustará más o menos, porque así pasa desde el cine hasta los colores, pero el fútbol del Cholo es así.
RdT sí… pero tampoco
Fue así. Eficiente. El Rayo salió sin Trejo (jugó Unai López) y con RdT en punta, frustrado como de costumbre. Si veladas anteriores ya habían sido duras, ante un Savic-Giménez-Hermoso tornó severo como el acero. Tal vez por eso lo escogió Iraola, porque tirar de Camello, pese a su mochila de voluntariedad, podía suponer un imposible ante los gigantes. El caso es que de la solución a la práctica hubo poco o nada: el 25 apenas apareció. Como el Rayo, en general (hasta el 80’).
Un equipo aupado por uno de los mejores ambientes de la temporada (aunque algo tiene Vallecas que sigue sin latir a pleno corazón), pero incapaz de inquietar a Oblak, que se marchó al descanso con sólo una parada de mérito en su haber. Una manopla alta para desviar el obús de Óscar Valentín, que acabó tirando de lo que pudo: un misil desde 30 metros. Porque el gran problema del Rayo es que los sistemas defensivos del Cholo se le atragantan como pocos: el overbooking en las bandas anula el efecto Isi-Álvaro García y obliga a milagros por el medio.
Dos destellos
Y ni en Semana Santa están asegurados. Así, el Rayo fue incapaz de contestar con firmeza a un equipo que le hizo sangrar en dos destellos. El primero, un contragolpe tras un córner de sonrojo: Isi la puso demasiado corta, el Atleti salió en estampida y Alvarito, cuando pudo desviar el pase cruzado y frenar la hemorragia, le golpeó mal y se lo dejó en bandeja a Nahuel, que no falló. Dedicatoria a Correa, que perdió a su mamá esta semana. Un gesto aplaudido hasta por la grada local. Instantes después y ya con los cañones a pie de guerra, Hermoso remató en el corazón del área un córner y puso el 0-2. Sanseacabó. Fácil, mucho.
La revolución de Iraola fue un triple cambio en los primeros minutos de la segunda parte: Trejo, Camello y Falcao, para dentro. Una revolución que no tuvo tiempo de explotar: Lejeune, VAR mediante, vio la roja directa por un agarrón a Morata cuando era el último. Una decisión dudosa (el control era corto y no parecía mano a mano claro) que destrozó la mínima opción de remontada que quedaba sobre la mesa. Y eso que el Rayo, en las más canutas, se rasgó las vestiduras y pareció creer más que nunca. Pero no dio.
Fran Garciazo
La imagen, al menos, puso sobre la mesa la posibilidad de si el once fue el indicado: Trejo aportó mucho más control que Unai López y Camello, más energía que RdT. Y todo, con diez jugadores. La Franja mejoró, pero no lo suficiente. El difícil ya era imposible, pese a que un misil de Fran García pusiese el barrio al rojo vivo con el 1-2. Maquillaje. Se confirmó el octavo partido seguido sin ganar (desde el 6 de febrero; 2-0 al Almería). Van ocho. La típica crisis de febrero-marzo ya salpica a abril… y eso es un problema. Domingo sin resurrección.
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