Cuando estás descendido matemáticamente, los puntos dan igual. Lo importante es, al menos, mantener la cabeza alta y bajar a Segunda con la mirada al frente y con la barbilla arriba. El Valladolid necesitaba ganar y era obvio que iba a ponerle más intensidad. Así se llevó la victoria (1-2), pero los de Paco Jémez supieron mantener el nivel hasta el último momento. Es lo único que les exigían desde la grada… y cumplieron. Los goles los pusieron Ünal y Guardiola para el Pucela; y Medrán para el Rayo.
Decía Paco Jémez en la previa que el Rayo se jugaba su dignidad y su profesionalidad frente al Valladolid, pero lo cierto es que cuando en frente tienes un rival que se juega la vida… El Valladolid salió a morder y tardó muy poco en hacer sangre. Combinación vertiginosa del Pucela, desmarque de Guardiola y derribo de Ba. Penalti claro. Gol de Enes Ünal. El fútbol hacía justicia.
La posesión era franjirroja, pero el hambre era del rival. Era algo natural. El Rayo era ya un cadáver en Primera, mientras que el Valladolid, aunque famélico, seguía respirando a trancas y barrancas. Y la necesidad, muchas veces, tiene el efecto de mil Red Bulles.
Álex Moreno y Bebé eran los únicos que lo intentaban. Eran un reflejo de lo que ha sido el Rayo este año. Mucho empeño, mucho empuje, pero poco acierto. No era un equipo de Primera división. Era un quiero y no puedo que se le parecía mucho. La incógnita está ahora en saber si Jémez será capaz de dar un paso más y convertir a los franjirrojos en un conjunto de LaLiga Santander a todos los efectos.
El primer cambio del Rayo para tratar de remontar el encuentro fue Javi Guerra. Que el revulsivo sea el 24, con todos los respetos para él, define a las claras el problema de los franjirrojos durante lo que va de temporada: Una planificación de plantilla que no ha sido todo lo acertada que debería. Y si a eso se le unen los problemas a balón parado y el estado físico del equipo (muchos puntos se han ido en los tramos finales de los partidos), apaga y vámonos (a Segunda).
Sin embargo, el miedo no sólo empuja… también atenaza, y el Valladolid comenzó a replegarse poco a poco conforme pasaban los minutos. Y así fue como llegó el empate. Carrera de Álvaro por banda izquieda que apuró linea de fondo, centro tenso y remate de Medrán en boca de gol. 1-1 y la dignidad intacta, como dijo Jémez.
Espoleados por el tanto, los pucelanos fueron hacia delante… les iba la vida en ello. Y tardaron nada y menos en volver a ponerse arriba en el marcador con una maniobra inteligentísima de Sergi Guardiola. Recorte y disparo seco para batir a Dimitrievski.
Victoria del Valladolid y un partido menos de agonía para el Rayo, al que sólo le resta visitar al Celta para acabar una temporada para olvidar.