Empató el Rayo Vallecano, pero el 26 de abril de 2021 pasará a la historia por algo muy diferente. Abascal y Rocío Monasterio, los del ‘estercolero multicultural’ a Vallecas, fueron invitados al palco. Sentados en primera fila, posaron para una fotografía que será un antes y un después para Raúl Martín Presa. Porque él fue quien lo permitió, quién les trajo, y eso el barrio no lo olvidará jamás. La presencia de Abascal y Monasterio fue una humillación para el club y para Vallecas. La gota que colma el vaso, y lo parte por la mitad.
Y es que la víspera ya confirmaba que algo raro se estaba cocinando. Más de una decena de furgones y casi 50 efectivos de la policía acordonaban los aledaños del Estadio de Vallecas. Los periodistas y residentes de la zona éramos identificados cuando entrábamos en un perímetro delimitado. Hasta cuatro calles, cuatro, fueron cortadas… Y todo para un partido a puerta cerrada. Parecía excesivo, pero claro, tenía una explicación: dos fascistas habían sido invitados al palco de Vallecas. Y eso, evidentemente, iba a levantar ampollas.
Además de manifestar lo que ya era una evidencia: que el Rayo es el club con más separación directiva-afición de todo el deporte español. Presa ha sido cómplice e inquilino de una escenificación vejatoria. Sin explicación ni perdón. Y ciertamente, hay que ser muy inocente para pensar que él no era consciente de lo que estaba haciendo al enviar las invitaciones. Lo era, y siéndolo, siguió adelante. Es ese presidente que un día te presenta una equipación con la bandera LGTB y otro invita al palco a quienes quieren restringir sus libertades. Un hombre en las antípodas del club que preside. Que la gente tome nota. Y tenga memoria.
En lo deportivo, Zozulya, que pintaba a protagonista y acabó en actor de reparto, fue suplente. “Está por debajo de su rendimiento, ya tendré una pequeña charla con él”, dijo Menéndez, técnico albaceteño, en la previa. Y el tirón de orejas fue dejarle en el banquillo (salió en el 84′). El Rayo, ajeno al maremoto que se estaba formando lejos del verde, salió como una locomotora. En el primer minuto de juego ya ganaba: centro de Trejo al corazón del área y cabezazo de Saveljich. Imposible para Tomeu Nadal, que salvó el segundo en el otro único acercamiento de la Franja en toda la primera parte. Fue un primer capítulo accidentado que se llevó por delante a Óscar Valentín. El mediocentro sintió un pinchazo cerca del muslo y tuvo que ser sustituido.
Entró Mario Suárez, que a la postre sería el responsable del descalabro. A la hora de juego, teniendo amarilla, realizó una entrada a ras de suelo que se llevó por delante a Álvaro Peña. Penalti y segunda cartulina. Una acción impropia de un futbolista con su veteranía. Marcó Álvaro Jiménez, que dibujó un cerro mayúsculo para la última media hora. El Rayo debía intentar escalarlo con un hombre menos. Y herido en lo psicológico. Porque Antoñín, poco antes, se había quedado solo ante Tomeu, pero se le echó el tiempo encima y apareció Gorosito. Se esfumó el segundo, un error de los que deja cicatriz.
Iraola intentó recomponer al equipo dando entrada a Joni Montiel y Qasmi por Pozo y Antoñín. Pero lo que llegó fue la remontada manchega. El Albacete salió a la contra en un 4 vs 2, el balón se abrió hacia Carlos Isaac, que puso un centro raso, se paseó por el área y Fuster, a portería vacía, lo empujó a las mallas. Era la marca de Advíncula, pero el peruano se alejó varios metros y le permitió definir a placer. No tuvo reacción la Franja, impotente con diez jugadores; incapaz.
Pero el Albacete, el equipo de la categoría que más goles ha encajado en el último cuarto de hora, se echó a temblar. Le entró el vértigo. Y Bebé, con el lanzagranadas que atesora en su bota, rescató petróleo. Enganchó un trallazo dentro del área imposible para Tomeu. El empate, pese a la épica final, escenificó una nueva bala perdida por asaltar la quinta plaza. Pudo ser peor, pero no por ello deja de ser malo. Era un partido que se debía ganar y no se hizo. Otro más.
El 26 de abril de 2021 el Rayo fue humillado en un partido de fútbol. Y el rayismo en un palco. Fue un lunes histórico que, tarde o temprano, pasará muchas facturas.
El fútbol es para los fans. El Rayo es de su gente. Y Vallecas es antifascista.