Cristian Stuani, delantero del Girona, volvió a encontrarse con un viejo conocido: el Rayo Vallecano. El uruguayo, que ha disputado más partidos contra el equipo franjirrojo que cualquier otro jugador en los 100 años de historia del club, saltó al campo en el minuto 67 en el reciente enfrentamiento que terminó con un empate (0-0). Con 14 goles en su haber contra el Rayo, Stuani es uno de los grandes verdugos del conjunto madrileño, solo superado por Lionel Messi, que anotó 18 tantos.
Stuani, la pesadilla de la zaga franjirroja
Cristian Stuani y el Rayo Vallecano mantienen una relación especial que se ha ido forjando con los años. El delantero uruguayo, que ha enfrentado al equipo madrileño en 26 ocasiones en Laliga, tiene el récord de más partidos disputados contra los franjirrojos en toda su historia centenaria. Este dato no es menor, ya que en cada uno de esos encuentros, Stuani ha demostrado ser un atacante implacable, siendo el segundo máximo goleador frente al Rayo, con 14 goles en su cuenta personal, por detrás solo de Lionel Messi (18). Cristiano Ronaldo, con 12 tantos, completa este peculiar podio de delanteros letales contra el equipo de Vallecas.
En el reciente partido Girona – Rayo (0-0), Míchel decidió reservar a Stuani en el inicio, pero su entrada en el minuto 67 buscaba desequilibrar un partido cerrado y con pocas ocasiones claras para ambos equipos. Aunque en esta ocasión el uruguayo no pudo ampliar su récord de goles frente al Rayo, su presencia siempre es un motivo de preocupación para la defensa rival. Su poderío físico y su habilidad para encontrar espacios en el área lo convierten en una referencia ofensiva de primer nivel, especialmente en duelos ajustados como el vivido en Montilivi.
A pesar del empate, este reencuentro entre Stuani y el Rayo Vallecano volvió a poner de relieve la historia que une al delantero con el club madrileño. Aunque esta vez el gol no llegó, la estadística de 14 tantos en 26 enfrentamientos sigue siendo una marca difícil de igualar. El uruguayo, a sus 37 años, sigue siendo una amenaza latente cada vez que pisa el césped, especialmente frente a uno de sus rivales más familiares.
