En los lugares más insospechados, hostiles y en circunstancias especiales, adversas e irrepetibles el ser humano es capaz de sacar lo mejor de sí, romper con las dudas y cerrojos con que la mente agarrota al cuerpo y liberarse de la pena, el dolor o la congoja de la mejor manera.
La Contracrónica del Jagiellonia 1-2 Rayo
El Rayo Vallecano venció en Byalistok al Jagiellonia y encamina su clasificación a la siguiente fase de la Conference League. Dos de sus jugadores más emocionales dieron la victoria a la franja de un modo liberador.
El partido prometía ser una continuidad de la encerrona sufrida por parte de la afición rayista y que se saldó con varios heridos. Que vayas en un autobús y del bosque salga medio centenar de humanoides armados no debe dejarte muy tranquilo si estás llegando a la otra punta de Europa para jugar un partido de fútbol , igual da como seguidor que como pelotero, pero el destino a veces presenta jugadas inesperadas.
Sergio Camello abrió la compuerta y la presión disminuyó. Remató con calidad y sencillez una llegada de Álvaro García y se convirtió en lo que la grada de Vallecas anhela, ese chaval alegre y con calidad que quiere la pelota , la remata, la reparte y sobre todo sonríe (0-1). En media hora probó el palo con la zurda y el poste con la derecha y disfrutó. Disfrutamos. El Rayo era EL PUTO RAYO y abordaba Polonia con todas las naves sometiendo al Jagiellonia agresivo y bullidor de otros días.
Lugar común o frase hecha de cada día en los análisis futbolísticos es aquella frase de «el balón parado lo iguala todo». Por desgracia ocurrió. Batalla intentó descolgar un balón llovido en plena M-30 y el tráfico lo enmarañó todo. El seguro de vida habitual tuvo un desliz y Jesús Imaz, veterano jugador español que emigró a Polonia desde la segunda española le marcó el segundo gol en su carrera (1-1) , el primero de ellos con el UCAM Murcia en Vallecas, también en el último minuto pero del partido para certificar la derrota de aquel equipo de los Gazzaniga, Manucho, Ebert, Javi Guerra o Santi Comesaña ante los «universitarios» .
La sombra de Bratislava era alargada y el Jagiellonia se puso a meter el dedo en la llaga. Íñigo Pérez decidió doblar también el lateral zurdo con Luis Alfonso Espino sacando de la cancha a Álvaro García. Los temores del aficionado desaparecieron cuando el primer contacto con la pelota del Pacha, celestial, fue directo a la red. Espino, de regreso a la cancha tras el fallecimiento de su padre buscó probablemente el centro al primer palo. Su papá sopló el balón desde arriba para verlo entrar preciso, bello, victorioso, pegado al palo.
Tocaba resistir. Hacerlo por Lola, preocupada de que a ningún rayista le faltara ropa de abrigo en Byalistok, por Darío, desplazado por segunda vez desde Alemania para ver a su Santa Inés, por Nacho, que se «empeliculó» otra vez para cubrir el partido e intentar conseguir la charla con el mítico Afimico Pululu, por Peloti, guía para cualquier viajero con una franja en el pecho por el continente, por Paola, que se atrevió a viajar sola en bus desde Lituania para poder ver y que vieses a los jugadores de cerca con Unión Rayo, por los más de dos mil que fueron a Bratislava y volvieron con el corazón orgulloso, la memoria llena de recuerdos y las manos vacías y por los que quisieron y no pudieron pero sueñan con tener otra oportunidad de lucir la camiseta de la agrupación por el continente.
Se hizo. El Rayo venció por 1-2 y asegura la clasificación para la siguiente ronda de la competición y tiene a mano lograr un puesto entre los ocho primeros con una victoria ante el Drita kosovar en Vallekanfield el próximo jueves.
En juego algo importante, el descanso. Quedar en el TOP 8 hace pasar directamente a octavos de final y no jugar en Europa hasta marzo. En caso contrario tocaría regresar en febrero. En una temporada como esta y con los recursos disponibles la victoria el día 18 supondría un alivio para unas piernas y mentes ya casi en reserva en diciembre.
A seguir soñando.

