El mundo se inclina, en todos los ámbitos, hacia lo digital. Es un movimiento que no tiene marcha atrás y que está transformando nuestro día a día. En el modelo económico también y un ejemplo de ello es lo referente al dinero físico. Las monedas y billetes que nos han acompañado durante siglos comienzan a verse como algo del pasado en algunas sociedades en la que las transacciones electrónicas ganan protagonismo respecto a las tradicionales. Este paso al frente, impulsado por avances tecnológicos, políticas de los diferentes gobiernos y cambios en los modos de consumo de las personas, no está teniendo un mismo crecimiento en todos los países pero se puede hablar de una tendencia global, clara e irreversible hacia la digitalización respecto a los medios de pago.
La fecha de desaparición del efectivo
Diferentes estudios se han atrevido a proyectar fechas concretas para la desaparición total del efectivo en países concretos, un dato que hasta la fecha no estaba claro. Estas investigaciones están basadas en el análisis de múltiples variables: penetración de medios de pago electrónicos, infraestructura digital y hábitos de la población, entre otras. Estas ofrecen una visión prospectiva que permite anticipa cuándo se producirá este cambio tan importante en cada una de las regiones.
De acuerdo a los resultados de los estudios realizados, una de las conclusiones que se saca es que algunos países nórdicos lideran la carrera hacia la eliminación total del dinero en efectivo. Otras naciones, entre ellas España, seguirán conviviendo con billetes y monedas durante al menos dos décadas más. Pero su uso quedará restringido a determinados nichos económicos o de población, será cada vez más marginal.
Los países que lideran la transformación
Como dijimos, la apuesta definitiva por lo digital y dejar atrás el dinero físico no es la misma en todos los países, presenta diferentes velocidades dependiendo de cada lugar y se configura un escenario en el que las brechas temporadas resultan sorprendentes. Es Noruega el país que lidera la transformación con proyecciones que sitúan la práctica desaparición del efectivo en apenas 11 años. Muy cerca está Lituania, con una previsión de 14 años. Esto demuestra que las economías nórdicas y bálticas han acelerado más rápido que otras su adaptación a los medios digitales. Y es que tras ellos aparecen Suecia, Dinamarca y Finlandia.
Nuestro país, España, aparece en séptimo lugar con una previsión de 24 años para completar el cambio total de lo digital por lo tradicional debido a las particularidades culturales y determinados obstáculos estructurales que ralentizan este proceso. En la misma situación que nosotros están otras sociedades como las de Alemania e Italia, muy arraigadas al efectivo, que están lejos de alcanzar este hito.
Los factores que influyen en el cambio
Son diversas circunstancias las que determinan la velocidad con la que una sociedad avanza hacia un modelo económico en el que el efectivo no tiene cabida. Destaca sobre todo la combinación de infraestructura tecnológica las políticas públicas y características socioculturales propias de cada país.
La penetración de la banca digital, la disponibilidad de redes móviles de alta velocidad y el desarrollo de ecosistemas de pago integrados son elementos clave para alcanzar este proceso, unidos a la existencia de marcos regulatorios que favorezcan la innovación financiera sin descuidar aspectos como la seguridad o la inclusión.
También tienen un protagonismo decisivo las diferencias generacionales, con poblaciones más envejecidas que son más reacias a abandonar el dinero tradicional, las monedas y los billetes. Esto explica, por ejemplo, que países tan avanzados a nivel económico, como por ejemplo Japón, mantengan una fuerte dependencia del efectivo a pesar de su sofisticación tecnológica en otros ámbitos.
