En España, las pensiones son un derecho más extendido de lo que podría parecer a simple vista. Aunque las pensiones contributivas, que se otorgan a quienes han cotizado durante su vida laboral, son las más conocidas, también existen las pensiones no contributivas, destinadas a ciudadanos que, por diversas razones, no han podido cotizar el tiempo suficiente. Estas prestaciones son vitales para asegurar ingresos mínimos y dignidad a quienes se encuentran en situación de necesidad.
Las pensiones no contributivas son prestaciones económicas dirigidas a ciudadanos que carecen de los recursos suficientes para subsistir y que no han cotizado o no lo han hecho durante el tiempo necesario para acceder a una pensión contributiva. Estas pensiones garantizan un ingreso mínimo y acceso a servicios esenciales como la asistencia médico-farmacéutica gratuita y servicios sociales complementarios, como ayudas para el alquiler.
Tipos y requisitos para solicitar pensiones no contributivas
Existen dos tipos principales de pensiones no contributivas: las de jubilación y las de invalidez.
- Pensión no contributiva por jubilación: Pueden solicitarla personas mayores de 65 años que no hayan cotizado o que no lo hayan hecho el tiempo suficiente. Además, deben haber residido en España al menos 10 años desde los 16 años, con al menos dos años inmediatamente antes de la solicitud de la pensión.
- Pensión no contributiva por invalidez: Esta se dirige a personas entre 18 y 65 años con una discapacidad igual o superior al 65%. También deben haber residido en España al menos cinco años, dos de ellos inmediatamente antes de la solicitud.
Además de los requisitos básicos de edad y residencia, tanto las pensiones de invalidez como las de jubilación requieren demostrar una carencia de rentas suficientes. Para 2024, los ingresos anuales del solicitante deben ser inferiores a 7.250,60 euros. Si el solicitante convive con familiares, los ingresos máximos permitidos varían en función del número de convivientes. Por ejemplo, si viven con su cónyuge o parientes hasta segundo grado, el límite es de 12.326,02 euros anuales para dos convivientes, aumentando progresivamente con el número de personas.
En el caso de convivir con padres o hijos, los límites son considerablemente mayores, alcanzando los 30.815,05 euros anuales para dos convivientes y aumentando con cada miembro adicional.
La principal diferencia entre una pensión contributiva y una no contributiva radica en los requisitos de cotización. Mientras que las pensiones contributivas se calculan en función del tiempo y la base reguladora de las cotizaciones, las no contributivas no requieren haber cotizado. Como resultado, la cuantía de las pensiones contributivas suele ser mayor. En 2024, la pensión contributiva mínima anual es de 11.552,80 euros, mientras que la no contributiva es de 7.250,60 euros.
Además, la edad de acceso varía: la pensión no contributiva se puede solicitar a los 65 años, pero para la contributiva, se requiere haber cotizado más de 37 años y 9 meses para jubilarse a esa edad. De lo contrario, la edad ordinaria de jubilación es de 66 años y 4 meses.
Cómo solicitar una pensión no contributiva
La gestión de estas pensiones recae en las comunidades autónomas, que son responsables de reconocer el derecho a estas prestaciones. En Ceuta y Melilla, esta gestión corresponde al IMSERSO. Las solicitudes pueden presentarse en las oficinas de servicios sociales autonómicas, del IMSERSO o en cualquier oficina de la Seguridad Social, ya sea en persona o por correo.
También es posible realizar la solicitud online a través de los portales web de los gobiernos autonómicos. Muchos ayuntamientos ofrecen equipos de atención social para ayudar en estos trámites, facilitando el acceso a estas prestaciones a quienes más lo necesitan.
Con estas medidas, España busca garantizar una red de seguridad social que proteja a sus ciudadanos más vulnerables, proporcionando recursos y apoyo a quienes no han podido cotizar lo suficiente para acceder a una pensión contributiva.