Este Rayo Vallecano, con gol, debe ser un espectáculo. De hecho, debe ser como el de 2021. Porque el resto de ingredientes no sólo están, sino que son de primera calidad. Una presión feroz, una actitud sobresaliente y un estadio del cual hace tiempo se acabaron los calificativos. Falta la pegada. Dónde se dejaría los colmillos el León de Nevir. Y en esa huelga de olfato, el precio de la derrota es nimio, pues el Atleti, con un acierto exiguo, se llevó todo; y el Rayo, con méritos de sobra, nada. Fue otra noche sin gol, confirmación de que -lo siento, Sabina- hay amarguras que sí son amargas.
La primera parte tuvo más intensidad que tino. Con dos equipos derrochando corazón, pero sin certezas en las porterías. La pólvora da la felicidad y sin ella, los días son migrañas. Rutina en la Albufera y a orillas del Metropolitano. El Rayo lo hacía todo bien menos percutir en área rival y el Atleti, que con suspirar ya causaba pavor, perdonaba. La resaca emocional de Old Trafford le sentó más bien que mal, disparándole la confianza y disipando las agujetas de una batalla que fue durísima en lo físico.
De nuevo sobre el parcheado césped de Vallecas, hubo tres errores de Dimitrievski que despertaron tres tembleques. Dos en sendas malas salidas y uno con un golpeo largo que más que misil, fue bala de fogueo. No aprovechó ninguna el cuadro de Simeone, que encontró el tesoro a los 3 minutos de la segunda parte: Koke enganchó un balón muerto y marcó entre las piernas de Mario Suárez, poniéndola al segundo palo. A esas alturas Vallecas entonaba de todo menos poesías a Martínez Almeida, presente en el palco. Y Rocío Monasterio, invitada por tercera vez al pulmón obrero pese a las náuseas del barrio, desafiaba a algunos aficionados.
A los de Iraola, lejos del maremoto de las gradas, les quedó tirar de corazón para acechar el empate. Una de las más claras fue un remate a bocajarro de Sergi Guardiola que Reinildo blocó, casi sin querer pero repleto de valentía, cuando el balón enfilaba la red. Poco después, Mario Suárez obligó a Oblak a lanzarse a su izquierda y exhibir un semi-milagro. El all in fue la entrada de Isi y Nteka por Bebé (ovacionadísimo) y Sergi Guardiola, cuyo último gol fue el 15 de enero, ante el Girona en Copa. Lleva 11 partidos seguidos sin marcar.
Randy, cuyas estadísticas son aún peores (su última diana fue el 24 de octubre, en el Villamarín; jornada 10) yerró la más clara, enviando a las nubes un centro raso que sólo pedía un pase a las mallas. Se le quedó algo atrás y en el rectificado, metió el pie demasiado abajo. Correa, por decirle “¡la concha de tu madre!” a Munuera Montero, vio la roja directa en el minuto 85. Y se expone a una posible sanción de cuatro partidos, en caso de que sea considerado insulto y no menosprecio. Balliu, con un derechazo desde la frontal, mandó a los guantes de Oblak el último intento de zarpazo.
Otra noche sin ganar para la Franja en 2022. Otro derroche de pundonor que queda en nada ante la sequía del gol. El Atleti ganó por inercia. El Rayo perdió por lo mismo.